martes, 14 de mayo de 2013

y todo sigue igual en esta puta ciudad...

Y todo sigue igual en esta puta ciudad, aunque los rascacielos engendren apurados, el mismo paisaje y todo igual. La amarga cara de los buses, que aún no explotan por el colapso. Los mismos pasos impacientes que corren para llegar a tiempo, a cumplir con el horario de siempre. La mañana triste, oscura, pronósticos helados, rutinas incansables, abusadoras. Ni un mínimo rastro de calidez, ni siquiera una mísera sonrisa. Una vertiginosa paz que pueda detener este stress, este infierno urbano, este caos vulgar.

Y qué va…nadie se interesa realmente por su propio bienestar. Y qué…y qué…y qué más da…un nuevo atardecer, NO es una nueva oportunidad, es que es muy difícil abandonar un mugriento retazo de la costumbre. El supuesto equilibrio, similar al más drástico cáncer terminal, no permite un mínimo cambio en la mañana; un gesto amable desconcertaría este orden, que desde entonces decidió mandarse por sí solo e imponer su letargo hasta que su propia muerte lo separe. O quizás un mínimo llamado telefónico, a quien siempre he querido, y que de un tiempo a esta parte dejó de corresponderme. Un llamado fugaz, inconstante, coqueto y sin propósitos, sólo saber en qué estás, fingir que soy ajena, desde ese mismo entonces, a tus besos, y que ya todo será mejor…evidente que sin ti…pero qué va….a quien le importa, para qué mentir. Sigo inmune a burlar este sistema, al que vergonzosamente temo, y al que suelo despotricar, en noches de copas, más copas, y un poco más…

Y qué va…otra semana más, se me fue el sábado, y el domingo, jodida y aburrida en la inmensidad de mi misma, pensando que mi pequeñez es inmensa…casi abandonada dentro de mis formas, pensando que lo único que me falta eres tú. Complemento perfecto de un domingo, abrazos certeros, palabras sensuales al oído. Y quieta, entre sábanas, con ganas de sexo, con ganas de ti.

Lunes otra vez, apareciste sin tu invitación, sin modales, sólo entraste sin mirar, y yo esperando a que te acabes pronto, escuchando taladros que siguen pariendo cemento, murmullo lejano, caras sin vida y yo queriendo un sábado próximo, pensando que esta vez seré valiente y dignaré mi honor a llamarte y hablar cinco minutos a invitarte a salir, y tomar unas copas de más. Seré heroína de mi mapa urbano…luego, sentiré en mí el recuerdo de haberte tenido, en mis sábanas, en mi piel, y podré, con descaro y energía despotricar sobre esta puta ciudad…claro…al menos que me digas que sólo me quieres como amigo.

Y qué?...y todo sigue  igual, y todo sigue igual…

No hay comentarios:

Publicar un comentario