Y
qué va…nadie se interesa realmente por su propio bienestar. Y qué…y qué…y qué
más da…un nuevo atardecer, NO es una nueva oportunidad, es que es muy difícil
abandonar un mugriento retazo de la costumbre. El supuesto equilibrio, similar
al más drástico cáncer terminal, no permite un mínimo cambio en la mañana; un
gesto amable desconcertaría este orden, que desde entonces decidió mandarse por
sí solo e imponer su letargo hasta que su propia muerte lo separe. O quizás un
mínimo llamado telefónico, a quien siempre he querido, y que de un tiempo a
esta parte dejó de corresponderme. Un llamado fugaz, inconstante, coqueto y sin
propósitos, sólo saber en qué estás, fingir que soy ajena, desde ese mismo
entonces, a tus besos, y que ya todo será mejor…evidente que sin ti…pero qué
va….a quien le importa, para qué mentir. Sigo inmune a burlar este sistema, al
que vergonzosamente temo, y al que suelo despotricar, en noches de copas, más
copas, y un poco más…
Y
qué va…otra semana más, se me fue el sábado, y el domingo, jodida y aburrida en
la inmensidad de mi misma, pensando que mi pequeñez es inmensa…casi abandonada
dentro de mis formas, pensando que lo único que me falta eres tú. Complemento
perfecto de un domingo, abrazos certeros, palabras sensuales al oído. Y quieta,
entre sábanas, con ganas de sexo, con ganas de ti.
Lunes
otra vez, apareciste sin tu invitación, sin modales, sólo entraste sin mirar, y
yo esperando a que te acabes pronto, escuchando taladros que siguen pariendo
cemento, murmullo lejano, caras sin vida y yo queriendo un sábado próximo,
pensando que esta vez seré valiente y dignaré mi honor a llamarte y hablar
cinco minutos a invitarte a salir, y tomar unas copas de más. Seré heroína de
mi mapa urbano…luego, sentiré en mí el recuerdo de haberte tenido, en mis
sábanas, en mi piel, y podré, con descaro y energía despotricar sobre esta puta
ciudad…claro…al menos que me digas que sólo me quieres como amigo.
Y
qué?...y todo sigue igual, y todo sigue
igual…
No hay comentarios:
Publicar un comentario