Rompí el hechizo, rompí la línea imaginaria que nos unió y que me mantuvo arrimada a tí.
Tuve la irreverencia, el desenfreno, corté las ataduras y dejé que solo las ganas me inundaran. Fue una locura, un nuevo motivo de angustia, unos segundos maravillosamente jugados al azar...no sé si gané o perdí...quizás, darme cuenta que las normas sociales me atormentan y que errar, por primera vez en la vida, no es tan terrible, pude quitar el velo y las grandes esperanzas que me fijaron alrededor tuyo...pero también, darme cuenta de la fragilidad y de lo extraña y distante que puedo estar dentro de mi misma y de tu inconstante presencia, que esta vez no me dolió. Quizás pusiste una barrera, la puedo ver, de hecho puedo ver tu caparazón que te obliga a callar y no mirar(me), puedo verte de lejos, casi diminuto, quizás apenado, no lo sé...yo me mantengo detrás de tu gran muralla, quieta, apaciblemente quieta, sin saber cómo esto sucedió, raro, muy raro, tan raro, que no puedo nombrarlo con palabras espontáneas...
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