Me gustaría poder entender qué pasó...saber tantas cosas que no sé si quedarán inconclusas para siempre. Saber cuántos asuntos merodean y cuántos han decantado en tu cabeza y tu rutina. No sé si es que no tengo el coraje o simplemente me dejo llevar por esta apacible inercia que nos envuelve a cada uno por separado. Quizás esperando que (siempre) el otro tome la iniciativa primero o bien, aceptando esta inefable realidad que se posó después de aquella vez. También, puede ser que no me atreva a ser abiertamente rechazada y por lo tanto, decidí escudarme antes de escuchar un "no". U, otra posibilidad, es que a ratos la rabia me hace cuestionar todo, y el desconcierto me gana y me pida paciencia para no enfrascarme en temas inconsistentes, porque puede ser, también, que todo haya sido una imaginería preciosa que me hizo creer que podría haber un plan B infinitamente feliz, pero que después de un breve tiempo se agotó, en el preciso momento en que empezó; o sea, que no fue nada. Existen tantas posibilidades, infinitos relatos e hipótesis...y es tan raro la forma en que todo se esfumó...que, por mi especial manera de ser, no puedo aceptarla y posarme tranquila en mi comodidad. Puede ser que justamente, seas tan increíblemente sensato que tengas estas recetas mágicas para que todo cuadre al fin y al cabo, después de un tiempo perfectamente calculado de mudez y desaparición planificada....puede ser. La verdad, es que si no tuviera tantos asuntos pendientes, exigiría un acuerdo resolutivo con urgencia, pero tampoco me quita (tanto) el sueño...es que tanta extrañeza, por vez primera, me hace darme vueltas en lo mismo sin salidas, sin retardos, tampoco, porque nunca se fue pragmático, nunca hubo una luz que nos guiara...aún así, me llaman la atención tantas cosas, me maravillo y especulo...no sé qué espero, quizás nada...pero nada...
No hay comentarios:
Publicar un comentario