martes, 14 de mayo de 2013

Disfrutaré mi soltería


Me decidí a una cuestión: DISFRUTARÉ MI SOLTERÍA. Sí, al fin, me di cuenta que realmente se puede estar solo y bien acompañado, así, dentro de mi piel y conversando conmigo misma, comentando el porvenir y lamentando el pasado, o quizás odiando de vez en cuando, pero sola al fin y al cabo.

Es mejor, es más simple, es más tranquilo, no tendré que demostrar que mis argumentos pueden superar a los tuyos, ni discutir que tu estilo se asemeja a la peor de mis pesadillas.

Al fin, y en mi bella puta vida, podré mirar con el descaro máximo a cualquier joven guapo y desearnos  furtivamente con la mirada, sin sentir culpa porque estás a mi lado (mirando a otra, obviamente).
Podré pasearme, coqueteando, moviendo cadenciosamente las caderas en una pista de baile o contando en silencio a quienes atraparé cuando tenga la oportunidad de pasarlo bien. Trabajaré, ante todo, el despego emocional para no echar de menos a quien se atrevió a robarme un beso y dedicarme, sólo por una noche, los más bellos (y repetidos) elogios.

Podré sonreír al pensar que lo bueno ya vendrá y que la tendencia es que (al parecer) las cosas van a mejorar. Y el próximo siempre será mejor que el anterior.

La soltería, será el punto de partida para mejorarme, para calmar mi supuesto rollo psicológico de “no poder estar sola” y saber que primero estoy YO y nadie más. Así estaré armada y preparada para mandar a la cresta al próximo que se atreva a bajarle el perfil a lo que me molesta, y nunca más en la vida, voy a callar para no hacerte sentir mal, mientras mis entrañas se retuercen de pena, celos o angustia.

Estaré más que lista para valorarme, así tanto como te valoraré, mientras buscamos la mejor forma de amarnos.

Equilibraré esta manía de necesitarte, de hacerte parte de mis defectos y de sentirme llena solo cuando estás tú.

Aprenderé cómo hacerlo bien, aprenderé a dejarte con ganas de buscarme más y más para divertirte y saciar de a poco las necesidades, sin nunca morir en ti, salvo que me digas con ternura, entre el calor y el amor, que realmente soy la única y nunca habrá nadie más.

No seré obsesiva, ni intentaré buscarte para encontrarte lo más pronto posible, incluso, cuando los tiempos sean apremiantes, esperaré hasta que el destino se digne a unirnos, casualmente, en un bello atardecer, en extrañas circunstancias, en otro país, estudiando en una biblioteca, preguntando la hora (teniendo reloj y visiblemente), comentando los estragos del Transantiago, con furia y ganas de saber quién eres en una micro lenta. Desmaquillada y al natural, sencilla y simple, así no más, como quien nada espera, pero que está dispuesta a conocer y entregar…

Eso es lo que ahora y a eso me enfocaré, pero sin antes, asumir y respetar que…LO JOTE NO ME LO QUITA NADIE.

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