lunes, 27 de mayo de 2013

el placer de tirar la cuerda

Esta es la situación que vislumbro, entre tantos residuos de antaño, me veo a mi misma, con toda mi feminidad, tirando la cuerda, esforzándome por ganar, por demostrar que soy un roble, que no es en vano tener una musculatura fuerte inherente, que mientras más tiro, más energía dedico a vencer, pero no por creerme mejor, solo por demostrarme a mí misma que puedo, que puedo hacer esto y mucho más. Y ahí me veo, a ratos apoyada por un sinnúmero de amigas que me ayudan a no decaer, a seguir tensionando situaciones y recuerdos, que me gritan que puedo, que no me rinda...y yo, tiro, me arden las manos, pero no me importa, porque sé que valdrá la pena llevar una marca si es que gano, si es que me veo una vez más en el podio que he ideado para mí, en este podio donde suelo ganarle a mis caprichos, a la desgana constante que venzo con mi (a veces) pretendidas sonrisas y aparente superficialidad cotidiana. Así como también, donde sé que llegaré a la bendita meta, así como lo hice cada vez que necesité meditar y purificarme, cuando gasté las zapatillas y llegaba iluminada después de una carrera mental en la que nunca fallé. Sé que podré, sé que nada fue en vano, sé que todo ha servido (aunque a veces me cueste creerlo), sé que siempre quedará un grito de aliento, sé que el sudor me acompaña siempre previo a una satisfacción. Gracias por el pasado, por todo lo que he vivido, para bien y para mal, mi premisa es que algún día descubriré todos los "para qué" que alguna vez me devanaron el alma y angustiaron aquella realidad presente que propició ese futuro que aún no termino de comprender. Lo mejor, al menos, por ahora, es nutrirme de tanta incertidumbre, dejarme llenar para luego avanzar e ir de a poco desatando ataduras y sintiéndome cada día un poco más libre.

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