Estación Santiago a mis pies. Inicio de la
travesía: orugas y rugidos de motores,
hormiguitas que recorren rutas discontinuas, diversas, fugaces; puntitos
oscuros o alegres que revolotean en una cuenca montañosa. En el aire melodías junto
a cuadros cambiantes; mamás, niños, adultos, estudiantes, congéneres que siguen
el trapecio de la vida. Andenes,
túneles, escaleras, luz solar, símbolos, colores en una maqueta que tiene un
solo destino: Estación tu Casa. Y sigo la ruta entre el mar de puntos que me
acoge, unos cantan, otros gritan, otros sonríen, otros maldicen. Estación terminal:
los brazos, la sonrisa de mi punto favorito, TÚ.
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