jueves, 30 de julio de 2015

¿Qué te falta de mí si mañana no nos vemos?


Te pregunto, esta vez, apostróficamente,sé directo y respóndeme con transparencia y voluntad. Cuando las cosas llegan a su límite interno no nos queda más que soltar y movernos con la cadencia de la vida y sus ciclos. La paradoja es que si te dejo ir, sabiendo que se vendrá una renovación mutua, lo más probable es que decidas quedarte; ya no sé. Si mañana no estoy, si me voy, si tomo la ruta de la distancia, el desapego y la nostalgia del "hasta siempre", por favor, dime qué es aquello que te falta de mí, cuéntame con soltura y liviandad qué es eso que aún nos queda, lo intangible que ansía plasmarse, la belleza de lo desconocido que busca delimitar sus formas entre nosotros, con nuestros planes no trazados; esas ráfagas alegres que nos tienden a invadir y aligeran la fatiga de lo cotidiano, de lo mundano, del hábito urgente y la costumbre presurosa y sin sentido trascendente. Mírame a los ojos con brillo centelleante y alumbra mis proyectos con tus ganas, con tu paciencia y tu determinación, ábrete a sentir, a darle vida a ese mundo interior que no conoce las barreras de la razón, que evoca cada segundo nuevas vivencias subjetivas, que siente, que presume, que admira, que goza, que intuye, que palpita sincronizado a tus ensoñaciones más profundas; que no se liga a las ataduras materiales, que revolotea alegre y fecundo alrededor de sus sueños e ilusiones. Te vuelvo a insistir, hazlo de una vez, es una pregunta que todos deberíamos hacernos a nosotros mismos y a quienes queremos, cuestionando el andar, cuestionando los pasos, los devenires, lo azaroso y lo planificado...si mañana no me encuentro, no te encuentro y me observo vacía y solitaria, esto no habrá tenido significado alguno. Aquí estoy, dispuesta, sencilla, ansiosa y abierta, esperando mi (propia) respuesta.

martes, 28 de julio de 2015

esto es

no entiendo cómo funciona el juego del "amor", antes me creía tan sabia, tan capaz de conquistar profundamente a alguien, tan rápido y a mi manera, me bastaba una sonrisa, unas miradas con ganas de cruzar límites y ciertas palabras ingenuas pero insinuantes, que me abrían las sendas que solía recorrer con toda mi voluntad y con mis certezas liderando un proceso que, desde siempre, sabía cómo comandar. Se me hacía fácil y neutro, todo decantaba cuando alrededor de un mes después, me ofrecían un compromiso que sellábamos con un cálido beso y el comienzo de una (nueva) historia de amor. Pero ahora dudo, dudo, realmente, que eso haya sido "amor", dudo de que todo haya sido tan fácil, dudo que sinceramente hayan sido conquistas; quizás éramos tan solo dos soledades desamparadas queriendo completarse, provistos de miopía y egoísmo. Ha sido tan extraño y ajeno este proceso de replanteamiento, la búsqueda de pareja -o el súbito y sincrónico encuentro entre dos- es una utopía, tal como la he proyectado en mi cabeza (tan llena de lecturas y nuevos aprendizajes respecto a la verdadera significancia que encubre la noción de un par). Es un lugar inalcanzable, ahora me siento exigente, cansada y la resonancia de una relación se me pondera exageradamente difícil y agria. Tampoco he podido dilucidar mis sinceridades cuando me autocuestiono si la necesidad de tener a alguien es real o es una estrategia de supervivencia que ideé hace tantos años atrás. Me siento perdida, cansada y un poco triste, también impotente; ya nada depende de mi voluntad, temo avanzar y proponer un encuentro, me angustia imaginar el futuro, tengo la absoluta incerteza del porvenir esperándome e invitándome a disfrutar lo que quiera entregarme. La frase "la excusa más cobarde es culpar al destino", me retumba internamente, pero he optado por una actitud reactiva; le dejo las ganas a quién decida empaparse de ellas.

tus (a)brazos

tengo nostalgia de un abrazo, de esos genuinos, auténticos, llenos de entrega y cuya única ambición es acariciar el alma del otro. Esos abrazos acogedores y cálidos, desinteresados, estrechos, cargados de generosidad, rebosantes de cariño, de ternura e ingenuidad. Tengo ansias de un abrazo que pretenda jugarse en un breve lapso, la sincronía de la eternidad, un abrazo profundo, que marca, que expande con su energía en la estrechez del nicho entre dos. Quisiera ser enredada en los brazos gentiles de un alguien dispuesto a cobijarme en su pecho, que meza con suavidad la fragilidad que encarna mi creciente vulnerabilidad; no pido sustento, tampoco que se hagan cargo de mi emocionalidad a raudales, ni que ese arrullo solucione las apremiantes ganas de, a veces, huir. Solo pido que la disposición de tus (a)brazos me sumerjan en ese espacio, me detengan y amarren por un momento, y así pueda tener la certeza de que siempre habrá alguien que pueda estrecharme cuando necesito un ratito de amor.


domingo, 26 de julio de 2015

contracciones emocionales

la luna sabe seguir sus ritmos, se reconoce cíclica, no es que sea voluble ni volátil, solo sabe que debe flexibilizar y permitirse vivenciar con libertad sus ciclos. Los conoce, los devela; ya los integró y se mueve con ellos, con toda la soltura a sus anchas. A la distancia parece lejana y retraída, quizás un poco misteriosa e impredecible, pero en realidad, quienes la evalúan son observadores externos, desde la razón. Esa femeneidad incomprensible y, aparentemente, inabordable, suele ser aprehendida desde una polaridad ajena a ese velo de simpleza que subyace a la lógica. La luna, en los profundo de sus abismos, ha aprendido a convivir consigo misma, tomó la valiente decisión de sumergirse en la oscuridad de sus mares y desde allí, mirar todo lo que le rodea; la superficie se le hizo pequeña y no encontró en ella las motivaciones para llegar, alguna vez, al punto neurálgico de su esencia. No quiso conformarse con ese convivir a medias, con ese andar presuroso y desbordante de razones para sobrevivir, descubrió su propia intensidad y necesitó navegar por las rutas inconexas, opacas, a veces agrias y duras de sí misma, tuvo el coraje de observarse en total desnudez, sin autoengaños, sin autocomplacencia. 

lunes, 20 de julio de 2015

las flores


Cuando intento develar la belleza de las flores, creo que lo intento hacer, es focalizar en lo sencillo y mundano, la neutralidad de la vida. En los pequeños detalles existe una sensibilidad infinita, en ellas se encuentra el universo entero, son el reflejo del poder de la naturaleza; del que suelo rehuir, intelectualizando las emociones que vibran y potencian mi andar. Las flores no necesitan ser fotografiadas para ser bellas, no necesitan que las aprecie para que puedan florecer, tan solo son, están expuestas y dispuestas a ser observadas, pero sin pretensiones. Cada tanto se desnudan, tardan en crecer, tardan en llegar a ser, son temporales, son -paradójicamente- complejas, pequeñas y sutiles. Me muestran sin querer, que cada tanto debería observarlas con mayor detención para alcanzar mayor quietud y desenfado.

domingo, 19 de julio de 2015

intersoy contigo

me quedó rondando la idea de que al encontrarte, al evocarte e integrarte, traspasando la barrera de lo desconocido e, incluso, impensado, me encontraría con mi segunda o primera mitad. Bajo esa premisa, que encontré llena de significancia y contenido, pude relajarme y bosquejar una sonrisa, en realidad, no era descabellado ni excesivamente triste o espantoso, emprender la tarea de conocerte, conocernos y conocerme, una vez más; en nuevas facetas y ambiciones. Develar sin miedo, ni preocupación un apartado mío que viví invisibilizando sin querer. Poco a poco, pude comenzar a apropiarme de tu herencia, sin conocer nada, solo teniéndome e intencionando encontrarte en las huellas de mis rasgos, en gestos, en inervaciones de un nuevo vivir, apoyando con prestancia mis pasos y pie derecho, en hallarte en mis sonrisas y humor; quizás en mi coquetería también. En mis gustos por los viajes, por lo extranjero, por el placer de experimentar una noche intensa, las fiestas, los desconocidos y transitorios contactos que se entablan en ella. A veces, también, el alcohol, esa repentina alegría que inunda y pareciera que borrara con plena conciencia lo que se trae a cuestas. En fin, me he encaminado hacia tí, lo que es lo mismo, que encaminarme, desde otra arista, hacia mí, es decir, una unión que nos beneficia y nos aligera el peso que creímos implacable, quizás ese malestar sin origen, que quisimos esconder de nosotros mismos. Sea donde sea que estés, estás o estuviste, logré imaginar, contornear a lo lejos tus formas, tu sonrisa, tu liviandad; lo más probable es que ni siquiera sepas que existo, o quizás, meditadamente, te alejaste cuando supiste que vendría. No importa, o quizás sí, pero creo, que lo más importante, es saber que agradezco a ojos cerrados y a ciencia cierta, tu espíritu en mí, es lo que es y lo que bastó para que tengamos lo que tenemos y lo que somos y estamos siendo, por mi parte, estoy orgullosa de lo que soy y eso, se debe, en el origen, a tu presencia. La primera o segunda mitad, ese encuentro que permitió mi desenlace vital; te llevo con agradecimiento, con amor y buen humor. Te llevo en mí, en mi subjetividad, en mis profundidades, en los rincones desconocidos, en lo que aún no descubro, lo importante, es que sé que estás.

sábado, 18 de julio de 2015

un nuevo comienzo

si me atrinchero, lo más probable es que sea por miedo. Pero también es porque aprendí a apreciar la disposición de mi subjetividad dentro de mis propios límites, es porque, ahora, con plena conciencia, prefiero dejar de ser apostrófica y dedicar ilusiones banales, empapadas de (seudo) amor a figuras que no lo merecen. Es porque estoy en pleno dominio de mi propia luz, de mis seguridades y de mis atributos para conquistar los horizontes que recorreré. Es porque he optado por reconectarme y no desconectarme. Y me asombro de cómo han cambiado las cosas; hace un año era una completa desconocida para mí. Era una mujer desenfocada, triste e insegura, descentrada, en búsqueda de sustentos externos, en constante búsqueda de un alguien, un alguien que completara mi existencia, sin darme cuenta que nunca, realmente, necesité a nadie para ser. Sin embargo, al reconocer mi pasado -tantas experiencias intensas y constantes durante 26 años de un vivir a medias-, he llegado a la primera conquista, consistentemente densa y gratificante que ha llenado mi vida desde entonces, que me ha aterrizado y me ha dado la tranquilidad que no tenía. Si me tropiezo con incoherencias, es tan solo que estoy aprendiendo a vivir con estos nuevos paradigmas, con nuevas visiones, con nuevas certezas, con nuevos amores y territorios insospechados, es el aclimatamiento de una nueva perspectiva, es una nueva convivencia, con ajustes y desajustes, con crisis y triunfos; aquí estoy, pensando, sintiendo y haciendo una obra nueva, con nuevos personajes, con nuevos protagonistas, con nuevos escenarios y facetas; si es que llego a atreverme a decidir decir "te quiero", serás el primero en saberlo.

el nudo

por cada centímetro que el nudo tiende a ajustarse, pujo por descomprimirlo. Al hacerlo, me esfuerzo con vehemencia, con iniciativa para no permitir caer una vez más, para no dejar que la desidia y la pena vuelvan a ponderarse con la prestancia de antaño. Ahora estoy posicionada desde otro ángulo, puedo observarlo y dominar con mayor soltura los vaivenes que, hace un tiempo, creía irrefutables. El nicho que me cobija, es solo mío, el nudo que me ata también. Sé que lo creo yo, sé que temporal, sé que son la condensación de mis miedos y que tengo el poder para convertirlo en seda acompasada a mi bienestar. También puedo distinguir que en mi cabeza, en mis esquemas mentales, en mis cómodas rutinas, navegan deseos inciertos, secretos inconfesables, tormentas emocionales que, a ratos, parecen superarme y sabotear los mapas que alumbran el norte, pero no importa, porque estoy conciente de que son cuadrantes, que contienen, con la misma intensidad, las cristalizaciones de lo que ahora soy. Los reconozco como propios y los integro con templanza, no puedo pretender eliminarlos, si he llegado donde estoy, es debido a su potencia, su irrefrenable pasión y no puedo omitir la maraña que antes fui; solo habitando el caos puedo distinguir la calma paz que inunda mi corazón actualmente, aquella tranquilidad basal que siempre estuvo, pero que antes no pude ver. Si mi pecho se infla y nacen lágrimas de mis ojos, me dejo sentir, me conecto y presiento que tan solo están decantando los momentos que antes no quise apreciar, son las traiciones que cometí en contra de mí, son el arrancar de mi propia presencia, son la pena que omití y que preferí ahogar en cuerpos ajenos, son los abrazos que no pude darme, son las palabras de aliento que no pude gritarme al oído, son los cariños que no me hice, son las ganas que acosté a dormir...

jueves, 9 de julio de 2015

ir y venir

respiro tan conciente del presente, de esos segundos en los cuales se juega el todo, el devenir, el ir y venir, volver, empezar una y otra vez, sin remordimientos, sin ansias, sin necesidad de sujetar...todo viene y va, a su ritmo preciso, tan natural. Y ahí me observo, desde fuera, serena, en paz, con el infinito de aliado, con la totalidad superpuesta y dispuesta, con capacidades inconmensurables, evocando lo que soy; tan coherente, tan tranquila. Me he convertido, paso a paso, en quién soy, estoy orgullosa de mis avances, mi trabajo, el sudor, las ganas, las lágrimas, las despedidas, los aprendizajes, la sensación profunda de pérdida y vacío, besos desperdiciados y lanzados al azar, amantes furtivos que me cobijaron sin pretensión, abrazos desesperados...y me veo, ahora, encontrándole el sentido a cada trozo de lo que pasó. Llevo mi pasado con agradecimiento y aprecio, todo estuvo perfectamente equilibrado, mi miopía me ahogó a ratos, pero ya no. Me contraigo en mis percepciones y desde ellas inicio un nuevo comienzo, un nuevo camino en el que soy mi única y gran compañera, me acaricio el alma, cultivo mi jardín. Enfoco desde el amor y me dejo seducir por todo lo que habrá de llegar...estoy contenta.

jueves, 2 de julio de 2015

vísteme de infinito el corazón

apropiándome de esta metáfora, resumo los últimos días y la inmensa variedad de emociones y momentos intensamente jugados, un poco, al azar. Lo escribo, porque quiero que permanezcan en este espacio virtual que nos une y que nos ayuda a alumbrar de mejor manera el futuro. Agradezco al destino, agradezco la sincronía, agradezco tu presencia aquella vez, agradezco tus formas, agradezco tu cuerpo, tus besos, tus abrazos y tus manos entrelazadas a las mías. Tu pecho latiendo al unísono con el mío, las ganas de permanecer, los halagos, las breves sonrisas que emergieron, genuinamente, desde el alma. La incerteza es mi ancla, sé que la razón es traicionera, me quedo con lo vivido, me quedo con la experiencia, te llevo en mis recuerdos, en mis sonrisa cotidiana, en mi bagaje de tesoros; de anécdotas que contaré, en algunos años, para colorear mi jardín, para no arrepentirme de mi existencia. Gracias por tanto.