domingo, 9 de junio de 2013

qué veo cuando me miro en el espejo

siempre he creído que lo más importante en la vida es poder mirarse al espejo y estar de acuerdo con el reflejo de uno mismo...poder sentirse cómodo con lo que proyecto, con lo que siento cuando observo a ese alguien que debería ser yo...en estos momentos, no sé quién soy, me cuesta encajar con todos los elementos que me componen y a los que debería aprobar. Hace tiempo no me pasaba, estoy totalmente desencajada, tratando de asumir que debo seguir viviendo como si todo estuviera en calma. Pero no, por dentro fluyen energías estresantes y contradictorias, me oprimen, me angustian, tengo unas ganas inmensas de dejarlas salir, que se vayan y me dejen un rato sola, que el nudo en la garganta se desate, que no me duelan los músculos, que todo se relaje, que mi cabeza pueda visualizar un buen futuro, un cielo despejado...tengo tanta, tanta, tanta pena...es un vacío enorme, un sentimiento de pérdida tremendo, también miedo paralizante, de saberme perdida en la selva y tener que reconstruir todo solo con mi esfuerzo y mis desganadas energías. El vacío es el de un adolescente que encuentra causas perdidas y se da cuenta que a fin de cuentas el sentido de la vida lo encuentra uno en su propia soledad y que la vitrina de emociones y aventuras debe aprehenderse con la convicción de que son un adorno a esta extraña y lejana realidad que uno (no) eligió tener. Este vacío me oprime el pecho, me inquieta tanto, pero no me atrevo a nada...sé que nadie vendrá por mí, sé que esperar puede ser una opción, quizás la más acorde...pero preferiría otra cosa, preferiría lanzarme al vacío, que todo esto se acabe...llorar es un relámpago, si lo dejara salir estaría años enteros empapándome de desolación, pero sé que tengo que sostenerme, me gustaría que fueras tú quien me ayudara con todo esto, pero, sé que ya desapareciste, te llevó este vendaval que estaba pronosticado incluso antes de conocernos, tu propio vendaval que asumiste quizás cuánto tiempo antes y que no te atreviste a declararlo, dejándome sola, enteramente sola, tristemente sola...alimentándome de mis propios monstruos, de mis carencias, de todo lo que alguna vez brilló y que ahora se desvanece y pudre conmigo adentro.

no dejo de recordarte

en los momentos en que estoy triste como ahora, te invoco, nunca he dejado de recordarte. Como alguna vez nos dijimos, marcaste un referente y te conviertes en mi refugio cuando te necesito. A veces, sueño con que suena el teléfono y te escucho y vuelvo a escuchar, me dices que nunca te has olvidado de la promesa que nos hicimos, yo tampoco, jamás. Que ese día llegará, que nos volveremos a encontrar...y eso quiero, me haría feliz y eterna. Te extraño, y solo puedo ensimismarme, cerrar los ojos, recogerme a mí misma y sonreír un poco al saber que quizás sientas lo mismo.

el remedio de la indiferencia

ese será el remedio que me obligaré a tomar para salir adelante de este torbellino. 
Es la mejor receta para sobrellevar el presente que se posó y que me deja estúpidamente mal parada frente a un alguien que no valió la pena, un alguien que pensé podría aportarme grandes historias y diversión, pero que resultó ser "nada", un nada con patas que vino el mundo, al igual que otro transeúnte en la ciudad, que solo rozó mi hombro y ni siquiera se dignó a pedir disculpas por el leve dolor...ya, como sé que se abrirán grandes horizontes, siento que el escozor disminuye lentamente, poco a poco, no va quedando nada, ni siquiera una ilusión. 
Para variar, otra nueva (mala) decisión, pero no me importa, ni me impacienta, ni me hace llorar, porque sé que me está haciendo ser un poco más fuerte y madura. 
Me gusta y está bien...cuando ya nada queda, es difícil perder....

viernes, 7 de junio de 2013

prefiero pensar que fue algo distinto

quizás mi pena sea reflejo de que ya pasado un tiempo, me dé cuenta que estoy sola en medio de una selva de decisiones, bifurcaciones y dualidades extremas que me persiguen y cuestionan, quizás mi pena, también sea el espejo de verme, nuevamente sola, frente a lo que ya decidí. A las barreras que he puesto a mi alrededor, pensando en que algo entre nosotros podría resultar, pero que poco a poco, veo, que me atrinchero, sola, más sola que nunca, con el deber de reflexionar acerca de mí, mi pasado, mi esencia, mis monstruos internos, mis necesidades vitales, mis deseos, desafíos, anhelos, frustraciones, entre tantos asuntos que no tengo idea cómo ordenar, clarificar y documentar de tal forma que sean un recuerdo feliz.

Me encantaría que me abrazaras, sé que probablemente seas el gentleman que siempre deseé, pero que todas desean a la vez, y me convierta en una nueva admiradora de tu larga lista, y, bueno, eso quizás también me duele, porque aposté, algo, no sé cuánto por tí. Por jugar y ver si podíamos ser un buen equipo, una dupla capaz de sostenerse, pero por cada día que pasa, y con tantos asuntos interiores, no veo una salida rápida, sólo sé que ahora me gustaría un abrazo y un poco de compañía, escucharte y sentirme un poco aliviada, reírme, me da lo mismo todo lo demás, pero ya no quiero seguir siendo este punto cada vez más invisible y menos importante...lo siento.

tengo mucha pena

tanta tanta pena que no sé cuánta....

miércoles, 5 de junio de 2013

una confesión insignifcante

cuando chica me daba terror la película Fantasía, incluso la imagen de Mickey con esa capa roja y ese gorro azul, tan oscuro todo y la música, pero igual la veía escondida y la paraba y me iba cuando ya no podía aguantar, creo que hay una escena de una escalera que es infinita y es terrible, quizás debería verla para superar un trauma y saber que si puedo con ver Fantasía puedo con todo...o es muy weón lo que estoy diciendo.
Lo otro, es que en Dumbo, la parte shuer loca de las burbujas de colores, también me daba miedo y más que nada incomodidad...mal igual.

acerca de mi asumida (madura) inmadurez

últimamente ha sido un tiempo de cambios vertiginosos, nunca pensé que a casi nada de (comprar) tener un cartón universitario de una carrera que me atormenta, se volcarían con tanta violencia tantos destapes y erupciones que jamás preví. Siempre he pensado todo, desde que tengo uso de razón, nunca he parado de pensar, de hecho, reconozco a todas luces que nunca he podido meditar, nunca, no sé qué es eso de dejar la mente en blanco, mi cabeza es una porfía constante de pensamientos que se mandan a propia voluntad y concluyen temas sin siquiera preguntarme, son rápidos, precipitados, impacientes. No paran y nunca he sabido detenerlos. Malditos pensamientos, si pudiera describirlos, diría que son como polillas insufribles, merodean, dan ganas de matarlas, pero se esconden o arrancan justo, en el día, parecen invisibles, de hecho, son desgraciadamente doble estándar, no las puedo controlar. Me cuesta un mundo, en fin, no quiero darles más bola, porque finalmente, tampoco sé si ahora son ellas las que se apoderan de mi cabeza y sólo mis manos obedecen a tipear estas absurdas palabras. ¿Será que nuevamente me atormentan?....
Como sea, creo que sí, últimamente vivo atormentada, llena de pensamiento irracionales, culposos, victimizantes, incertidumbres nuevas, crecientes y constantes. A ratos, pretendo con mi aparente madurez, tener todo claro, muy claro, saber exactamente qué haré cuando termine esta malsano camino vocacional que decidí hace 4 años tomar, que en realidad, sigo pensando, pensando, pensando (sabiendo que no saco nada con ello) que porqué. Por qué elegí esto, por qué jamás me he sentido segura de mis decisiones y siempre a último minuto tomando decisiones apresuradas y a ojos cerrados, siempre pensando que "sea lo que sea", vivir, literalmente "a la vida", sin encontrarle mucho sentido a la cosas o bien, proyectando un futuro lejano que no se parece en nada a lo que tengo, o la otra opción recurrente es saber que lo que hice está mal y que era obvio que si hubiese hecho lo otro ahora estaría bien, ni siquiera mejor. Por la puta, siempre la misma cosa, los mismos pensamientos apolillados, que a ratos detesto, otros tanto me dan mucha risa...la verdad, que ya no sé ni siquiera quién soy, y la verdad, que debería saberlo, aunque sea un poquito. O sea, sin decir que soy vieja, porque, esto es una certeza de verdad, me siento muy jóven, cada año que cumplo siento que me vuelvo más pendeja, sé que debería ya estar como asumiendo mi independencia, mi vida con algún proyecto, alguna cosa clara, pero nunca, NUNCA, nunca, NUNCA he sabido que chucha quiero ser y hacer de mí. O sea, yo igual pensaba que mi vida estaba dirigida a ser compartida con un otro, por eso estaba contenta de haber creído que había conocido al hombre de mi vida tan joven, porque puede ser que haya sido mi vocación (aún no la descarto 100%), pero puta, me imaginaba siendo mujer, amante, madre, sin ningún pudor...pero el tema es que mis replanteamientos me destrozaron cada mísero pedazo de lo que incluso había forjado como real y lo que realmente me preocupa, es que ya no queda nada para ser una brillante social worker (que evidentemente no quier ejercer) y después QUÉ. Qué será de mí...no quiero trabajar, no quiero estudiar, admito que quería casarme, pero ya no. Y puta, ni idea, y yo sigo aquí, quizás cada segundo más angustiada, con más ganas de tomar un poquito para olvidarme, quizás de las apremiantes y maduras decisiones que ya deberían ser un lugar común, pero obvio que no...y nada, cuentas regresivas, se acabará y quedaré varada, en pelotas, sola, en medio de nada...linda la weaita...

asuntos circularmente inconclusos

de un tiempo a esta parte, comenzaron a abrirse nuevos caminos en mi vida, caminos que no sabían que existían o que definitivamente preferí invisibilizar, porque, era obvio que no los necesitaba, las opciones que me mostraba mi presente (en ese entonces), eran suficientes para que yo pudiera ser feliz. O sea, yo creía que con lo poco que tenía, era la gran afortunada de poseer al amor de mi vida, cosa insólita y maravillosa, porque además tenía tan solo 23 años y sentía la convicción de gritarle al mundo que con él ya teníamos el puzzle armado, los planes trazados, los años contados para planificar mi primer embarazo y así, seguir sumando "logros" y estabilidad. Eso era lo que yo creía, estaba tan segura y tan feliz, juro que no me mentía a mí misma. Era tanto así, que justifiqué miles de faltas, que si bien no eran graves, lo hice porque no eran parte de lo que el amor de la vida debía hacer. Y así, pasaba el tiempo y cada vez la tierra era más próspera, el camino más armado y yo podía ver como quedaba menos para poder empezar a concretar. Quizás, el gran error fue ese, porque, probablemente, puse muchas ilusiones en una sola opción, le aposté todo a ese hombre, aposté mi vida, todas sus emociones, las cuáles, probablemente, también, induje para escuchar tantas respuestas que quise escuchar, pero las que, en general, tardaban más de la cuenta, o pasó también, que eran incompletas desde mi espejo y quise corregirlas para hacerme a mí misma feliz.